El Té
El emperador chino Shen Mung esperaba aquel día una importante visita, y todos los sirvientes de palacio se hallaban muy atareados, preparando las habitaciones de los huéspedes.
En un pequeño aposento que había en el jardín, el emperador parecía muy preocupado y daba órdenes y más órdenes. Quería que sus invitados recibiesen una buena impresión y se marcharan contentos.
Muy cerca de la puerta de entrada al pabellón, crecían flores de loto y un arbusto de “tsha” o “té”. Uno de los criados, por indicación del emperador, dejó junto a la puerta un recipiente con agua hirviendo. Un suave vientecillo comenzó a soplar y algunas hojas del arbusto de té fueron a caer dentro del agua, tomando ésta un color tostado.
Shen Mung sintió que el aroma refrescante que flotaba le aliviaba el cansancio que padecía. Se sentó en el suelo, y sacó con un cazo un poco para beber unos sorbos. ¡Sorpresa! La infusión tenía un sabor delicioso, y el emperador se encontraba restablecido. Cogió después más hojas y preparó unas tazas para obsequiar a sus visitantes.
La velada transcurrió entre risas y comentarios. La sabrosa bebida se entendió por todo el mundo, y hoy la preparan en todos los rincones de la Tierra.
¡FÍJATE!
1) ¿Qué tenían que hacer los sirvientes?
a) Limpiar la cocina.
b) Preparar las habitaciones de los huéspedes.
c) Limpiar el salón.
2) ¿Qué crecía en el pabellón?
a) Flores de loto y un arbusto.
b) Flores solamente.
c) Flores de naranja.
3) ¿Qué dejó junto ala puerta un criado?
a) Un recipiente de agua fría.
b) Un recipiente de agua tibia.
c) Un recipiente de agua hirviendo.
4) ¿Qué color tomó el agua?
a) Azul claro.
b) Tostado.
c) Rojo oscuro.
Respuesta: 1b, 2a, 3c y 4b
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